miércoles, 30 de diciembre de 2009

la decadencia de Prada Sport

Tras el bombazo que supuso en sus inicios, Prada Sport, la línea secundaria/deportiva/accesible (aunque quizá no sea ninguna de las tres cosas) de la gran Miuccia Prada ha perdido protagonismo. Eclipsada por las colecciones "de pasarela", siempre en primera plana, la tira de goma roja, tristemente, ya no es un must. Uno de los grandes logos de los últimos diez años se ha quedado un poco sin fuerza. Rompedora en su momento por muchos motivos, Prada Sport anda ahora de capa caída y, pese a que sus zapatillas o abrigos deportivos se niegan a salir del armario (y los sueños) de sus incondicionales, pide a gritos un un nuevo impulso, recuperar su identidad y reclamar el terreno que le corresponde y pertenece. ¿Será que las lucrativas licencias de gafas de sol o perfumería son suficientemente lucrativas como para sustentar la maquinaria de la Prada más rompedora, la de los desfiles impactantes, contradictorios y geniales? ¿Se intenta reconducir la línea hacia territorios nuevos para esquivar a los miles de imitadores y falsificadores que ponen gomitas rojas en cualquier chubasquero de mierda? ¿O es que el nicho que cubría la colección ya no existe? Cierto es que Prada Sport ha sido responsable de algunos de los precios más delirantes de los últimos años, y eso ha podido minar su credibilidad. También es verdad que no es facil hacer avanzar un concepto tan eminentemente práctico, sin caer en los errores garrafales que ahora pueblan el mítico outlet de la marca, el famoso Space de Montevarchi. Impermeables de plástico desquiciados, a quinientos euros la pieza, por ejemplo. Y gorros de natación normales y corriente, a treinta, con el único valor (si es que lo es) del logo. Eso no Miuccia, eso no. Tú no.

martes, 29 de diciembre de 2009

Avatar

Uno no puede no ver "Avatar". Es así de... ¿triste?. Esta película tiene todos los números para marcar un antes o despues en la historia del cine. Un momento... ¿he dicho "película"? ¿y "cine"?. ¿Es "Avatar" cine o es otra cosa? ¿En caso de que fuese otra cosa, esa cosa sería una evolución del cine o... otra cosa? El debate que suscita es apasionante. "Avatar" es, a efectos argumentos y guión, una de las cosas más pueriles y simplonas que se han visto, pero el resto, ese resto que en este caso lo es todo, y es diferente y es un enorme salto adelante, la convierte en importante. Redefine el papel de los actores y destruye/reconstruye/deconstruye el concepto de "plano" (el juego de palabras no es intencionad, pero lo dejamos). Su supuesta (e impuesta) sensación de tridimensionalidad replantea el concepto mismo de tridimensionalidad, pero entre tanto oropel y tanto colorín, casi da lo mismo. "El señor de los Anillos" tenía al menos un apoyo argumental (y literario, se supone) serio, pero "Avatar" no, y sustenta su parque de atracciones apabullante en una nada narrativa. Y funciona. Pero no sé si como película o como... otra cosa.

Sigourney y... otra cosa


jueves, 24 de diciembre de 2009

regálame comida

Siempre he sido partidario de que me regalen y regalar yo comida. Una cesta de fruta tropical potente, o un buen lote de Poncelet o Tutusaus, chocolate de Bernachon o pijadas varias de Delishop o Felix. Y si encima es un cheque regalo, pues mejor todavía. Reinvidiquemos los cheques regalos. Fuera caretas: todo el mundo sabe ya lo que han costado sus regalos, así que no pasa nada por que la cifra aparezca en una tarjetita. Los cheques regalo son un regalazo, y no hay que esforzarse en envolverlos, ni pesan. Gastarse 10 euros en botecito de guisantes con wasabi y chocolate duele, pero invertir en ellos parte (o todo, en el caso de regaladores un poquito rácanos) de un cheque regalo, es, nunca mejor dicho, un regalo.


miércoles, 23 de diciembre de 2009

mundo Terry


La foto es de Terry Richardson, así que os la podéis imaginar completa. Sí, es así. Algo, por otro lado, nada raro con este fotógrafo, que consigue que modelos de primera fila (en este caso, las supertops Eniko Mihalik, Magdalena Frackowiak, Abbey Lee Kershaw y la superlativa Freja Beha Erichsen, que no sale en esta foto pero sí en otras de esta sesión para Purple) se dejen llevar y entren de lleno en el Terryworld (nunca un libro tuvo un título más adecuado), un lugar lleno de sudor, semen, comida y risas. Richarson no es el primero ni el único que juega esto. Y quizá tampoco sea el mejor, pero desde luego sí el que mejor se ha vendido. Como artista quizá sea cuestionable (yo creo que no), pero como mercader no debería. Ni como fabricante de belleza, o cicerone de su propio país de las maravillas sexuales y guapísimas. Terry te sacará arrastrada por el suelo, embadurnada en fluidos corporales varios y/o en pelota picada, sin trampa ni cartón, pero jamás dejará que salgas fea. Ama a sus modelos (a veces demasiado, eso también), como nosotros le amamos a él, tal y como es: casposo y exquisito, vulgar y refinado, exhibicionista y misterioso, cerdo y divertido. Y aunque se ha convertido un poco en un cliché de si mismo, le queremos igual.

lunes, 21 de diciembre de 2009

doble uve


Wood Wood es una de esas marcas raras que no es gama alta, ni sportwear de lujo ni nada bien definible. Eso es bueno. Cómo no, es una firma nórdica, y hay que rastrear un poco para encontrarla en España (en Moustache, la reencarnación de Gambasneakers, la tienen, por ejemplo, y creo que en Sportivo también). Su vocación es claramente comercial y, aunque las fotos de sus shows parezcan sacadas de la parte más comercial de un desfile de Comme des Garçons, su filosofía es bastante menos "elevada" y sus precios, consecuentemente, también.

domingo, 20 de diciembre de 2009

quiero y-3

He salido a la calle, calzado con unas pobres All Star y, desde el segundo uno, he empezado a echar de menos a mis botas-tanque de Y-3, esas que compré online y devolví al día siguiente de recibirlas. Not for me, pensé en su momento y, pese a que la rebaja (de un precio absolutamente grosero a otro, digamos, asumible) no podía ser más tentadora, no las encontré utilidad real. No es un argumento (el de la utilidad) que utilice a menudo, sobre todo aplicado a este tipo de compras, impulsivas a veces, y movidas por mi insaciable fetichismo siempre. Pero esta vez si lo hice y decidí que si no iba a vivir en Mad Max o en un país con temperaturas polares, no las necesitaba. Y-3 cada vez saca mejor nota en eso que una buena marca de lujo debe hacer: generar fetiches, objetos de deseo, ítems independientes a los cuales no aplicar esas leyes absurdas del "lo necesito" y el "me compensa". Éstas botas lo demuestran. Ni las necesito, ni me compensan, pero las quiero igual.





Los monstruos

O conectas con ella o no. Ésa es mi opinión. No es tanto una cuestión de gustos o de calidad. No en este caso. Yo me alegro de sí haber conectado.




miércoles, 16 de diciembre de 2009

oro convertido en purpurina

La fiebre por expandirse cueste lo que cueste que vivieron las marcas de lujo allá por los noventa, y que a algunas les dura hasta hoy, tuvo sus consecuencias. Lo que entonces eran emblemas de lujo y glamour (no olvidemos que una marca de lujo vende más marca que lujo, es decir, es más evocativa que real, más simbólica que material) se convirtieron en letrujas doradas que estaban por todos los sitios, y sobre los pectorales (depilados o no, que ahí también hay modas) de todos los horteras, en los cierres de los bolsos de todas las macarrillas y en las cinturas (los cinturones-logo son el paroxismo de esta vulgarización y han hecho que hasta los de Hermès –lujo real- parezcan despreciables) de cualquiera. Se amplia la pirámide de consumidores, pero a cambio la cúspide se desmorona. El caso de Versace no es demasiado representativo (pues ahí pasaron más cosas, no sólo esto), pero el de Dolce&Gabbana sí, y mucho. Sus brillantes comienzos parecen ahora lejanísimos. Entonces, su estética sureña, sus mammas, sus mafiosos (aquella campaña con Justin Chambers antes de que el americano prefiriese ser un mal actor que un buen modelo) y su pasarela blanca eran deseables, pero fueron sustituidos por toneladas de purpurina, vulgaridad y futbolistas, y pese a que aún se distingue algo de genio el algunas de sus prendas (e incluso colecciones enteras), éstas apenas se ven, ocultas tras toneladas y toneladas de sublíneas mierderas, licencias de batalla y horterada superlativa. A cambio, millones en ingresos y muchos magnates-mangantes de economías emergentes (las suyas, no las de sus países; lo de la proliferación de millonarios en Rusia es indignante) alicatando hasta al perro con des y ges relucientes. Auténticas o falsas, qué más da, pues las dos son igual de ridículas.

martes, 15 de diciembre de 2009

qu'ils mangent de la brioche!

Me debato entre las tartas básicas, brutalmente contundentes, adictivas y orgásmicas de Rosi, uno de esos sitios que debería aparecer en cualquier guía de "lugares secretos" de Madrid (qué paradoja ridícula son esas guías, ¿no?) y el refinamiento, a veces un poco over-the-top de Oriol Balaguer, con sus pasteles de multicapas infinitas y terminación de joya de Victoire de Castellane. Dos universos distintos para un paladar (el mío) a veces menos exigente de lo que me gustaría y otras, más exquisito de lo que puedo permitirme. Las tiendas de Oriol Balaguer son pijerío, diseño, gama alta y precisión. El "cake parlor" de Rosi, en cambio, es como la panadería de "Cuéntame", pero sus tartas calóricamente desquiciadas valen el viaje. Aunque hay que reconocer que las del catalán son infinitamente más fotogénicas.

sábado, 12 de diciembre de 2009

en busca de la camiseta perfecta

¿Sólo yo opino que las camisetas de Pull & Bear son de lo mejor del mercado? Y en su rango de precios, dudo que haya nada mejor ahora mismo ahí fuera. Por menos de 20 euros (precio comparativamente bastante alto, tratándose de P&B, por cierto), uno puede hacerse con una prenda que no desentonaría en absoluto en los showrooms de Raf Simons (nota: la que véis abajo es precisamente de Raf by Raf Simons) o Rogan. El resto de la colección de esta marca de Inditex, desgraciadamente,es otra historia, mucho menos recomendable.

Ah, la camiseta, esa prenda tan digna y tan degradada, tan traída y tan llevada, a 3 euros o a 300. Una simple t-shirt de algodón tiene menos matices de los que creemos, o nos quieren hacer creer. El abanico de posibilidades (en calidad del algodón, la confección, el estampado...) no justifica algunos de los precios que se ven por ahí. La producción en Europa, tampoco. No hay manera de defender esa estafa. El caso más extremo es el de las camisetas que se supone que representan el rango y el savoir faire de marcas que precisamente no deberían estar fabricando camisetas. De ahí sus loquísimas etiquetas de tres cifras. ¿Una tee de Vuitton? Come on!!!

(Dejaremos para otro día el tema de los logos, ese cáncer de los 90 del que algunos no han querido curarse)

viernes, 11 de diciembre de 2009

hijos con gustos caros


¿Qué hay que hacer para que todos tus muebles sean de Established & Sons? ¿Cuánto hay que ganar al mes? ¿O se trata de darse el capricho una vez en la vida y elegir una única pieza de su alucinante catálogo? ¿Sería yo capaz de elegir sólo una? Nadie venera Ikea más que yo, os lo aseguro, pero creo que, en este caso, sería capaz de renunciar a Billy y Expedit...

martes, 8 de diciembre de 2009

comme des poissons


¿Te mira alguien cuando estás bajo el agua? ¿Acaso quieres que lo hagan? ¿Tú también sientes la enfermiza necesidad de tener un gorro de baño de Comme des Garçons? En ese caso, quizá estés en el blog correcto...