'A single man' no es una película perfecta, desde luego, pero estaremos de acuerdo en que estéticamente es intachable. Quizá demasiado. Lo cierto es que todo lo que hace Tom Ford tiene un halo de perfeccionismo excesivo y al borde de la incomodidad. Excepto en la maravillosa escena del baile, a Colin Firth y Julianne Moore se les ve casi constreñidos por la belleza y el buen gusto de todos y cada uno de los fotogramas de 'A sinle man'. Esto no le ocurre a Olivia Williams en la recién estrenada 'El escritor' de Polanski. Es ésta otra película que supura estilo y elegancia, pero de una manera mucho menos relamida, más dura, más real, y a la vez más inalcanzable. Todo en ella es exquisito, y aún asi la Williams sobresale, con su aire sobrio y duro, hiperfemenino y masculinizado al tiempo. Una mezcla de elegancia clásica británica y vanguardia belga, en las antípodas de la muñeca corporativa Chanel-Escada que interpreta Kim Cattrall en la película. 'El escritor' podría haber estado dirigida por Hitchcock. Él habría escogido también al tamden Olivia-Kim para interpretar estos dos polos (polos opuestos, polo norte y polo sur, gélidos ambos) femeninos de la película. Pero él se habría quedado con Kim, mientras que Polanski, igual que yo, apuesta sin dudarlo por la mucho más interesante Olivia.
martes, 30 de marzo de 2010
viernes, 26 de marzo de 2010
Quality time
El otro día descubrí que soy diez años mayor que la mayoría de mis compañeros de clase. O lo descubrieron ellos. Yo ya sabía que era de los más mayores, pero no que fuese EL MÁS mayor. No imaginaba que ellos fuesen tan jóvenes. Ellos tampoco pensaban que yo fuese “tan mayor”. Palabras literales y dolorosas. ¿Será verdad o sólo una maniobra diplomática? Hay un punto, entre los treinta y los cuarenta, en el que parecer más mayor ya no mola. Pero intentar quitarse años desesperadamente es aún peor, completamente patético. Es el momento de pensárselo dos veces antes de tomar decisiones patéticas, y salir a la calle enseñando la goma de los calzoncillos. Dentro de un par de semanas es mi cumpleaños. Espero que nadie me regale unos calzoncillos cuya goma pretenden que enseñe. Que vayan a The Outpost y me compren cualquier cosa. Lo que sea, si es de allí, me va a gustar. ¿Una bolsa de Want Les Essentiels de la vie? Perfecto. ¿Unas gafas de Raf Simons? Mejor aún. Es lo bueno de cumplir treinta y tantos, que aprecias ese tipo de cosas en las que calidad prima por encima de todo lo demás. ¿Lo malo? Que la calidad se paga cara. Yque al año que viene serán treinta y tantos y uno más.
domingo, 21 de marzo de 2010
quiero y no puedo
¿Es cierto eso de que los pañuelos de Alexander McQueen, esos ya clásicos estampados con calaveras, se cotizan de segunda mano a muchas veces su precio de venta habitual? Mmmmm, en el escaparate de Jean-Pierre Bua tienen alguno, quizá comprarlos para luego revenderlos sea hacer un buen negocio... De hecho, hasta hace bien poco tenían también una estupenda bufanda "calaverada" que estuve a punto de comprar. No lo hice, primero, porque el calaverismo, por muy McQueen que sea no es mi estilo y, segundo, porque he intentado no ser, en la medida de lo posible, consumidor aspiracional, ni pretender disfrazarlo de otra cosa. Tarea difícil. La moda, y más a esos niveles, y más para los que no nadamos en millones, es aspiración pura. Ganas de ser parte del mundo de Balenciaga, de Prada o de Coco (Chanel, o Rocha, lo mismo da), a través de ítems que nos permiten franquear, o creer que franqueamos, aunque sea en sueños, la barrera entre nuestra realidad y otra más perfecta, más acorde a lo que queremos ser y tener, no a lo que somos y tenemos. ¿Un pañuelo de McQueen te da acceso a ese otro mundo? ¿Y unos simples calcetines firmados por Rick Owens? ¿Hasta que punto es lícito este juego de quiero y no puedo? ¿Es divertido o simplemente frustrante, incluso patético? Y, lo que es más imporntante ¿puede uno decidir cuando quiere jugar y cuándo no?
jueves, 18 de marzo de 2010
vivo en Barcelona
Por no tener, no he tenido ni período de adaptación a Barcelona. Tras años viviendo un 20% del tiempo aquí y el 80% restante en Madrid, invertir las proporciones no ha sido traumático. Nuevas rutinas, nuevos horarios, nueva tintorería (no os riáis: es importante) y nuevo casi todo. O semi-nuevo, más bien. Nuevo al 60%, el que va del 20% al 80%. Yo me entiendo. Echo de menos mi parque madrileño, y a mi entrenador David, pero ya le empiezo a coger el gusto a mis vueltas corriendo a la Escuela Industrial o que del vestuario a la piscina haya que subir escaleras, y no bajarlas. El primer día las subí, y aparecí en una oficina, en bañador y con el gorrito puesto. Y me he acostumbrado más rápido de lo que creía a este ordenador tan pequeñito, aún más que mi querido (y un poco celoso ahora mismo) iBook. Quizá no diga jamás “vivo en Barcelona”, mientras ese 20% de vida Madrileña siga existiendo. El primer fin de semana en Madrid de esta nueva etapa ha sido raro, lo reconozco. Como lo es hacer planes en Barcelona en día de diario, o madrugar o no tener que darle indicaciones al taxista que me lleva a casa.
domingo, 14 de marzo de 2010
Raf by Raf for Me
Yo al principio no daba un duro por Raf by Raf Simons, la segunda línea de (obviamente) Raf Simons. Ahora miras dentro de mi armario y encuentras rafbyrafsimonismos por todos los lados: polos, camisetas, chaquetas, sudaderas, zapatillas… todo de Raf. Los básicos de Raf by Raf son realmente básicos, pero tienen un pequeño toque que los hace especiales: las proporciones cuello-mangas-hombros de los polos son levemente más rectas que las de un polo estándar, las sudaderas están cortadas para albergar cuerpos con un poco más de músculo que lo normal (que lo normal para este tipo de marcas, es decir, cero músculo y todo huesos), las zapatillas combinan con casi todo… Raf by Raf es el punto de intersección entre la vanguardia belga y el estilo americano. Minimalismo y funcionalidad. Sobriedad casual. Podría ser una colección cápsula “europea y oscura” de GAP. O la línea más alta de la tienda Uniqlo del SoHo neoyorquino, en sustitución de la que ya existe, diseñada por la gran Jil Sander, cuya marca homónima está ahora dirigida por… Raf Simons. Todo cuadra. Raf by Raf está además disponible en algunas de las boutiques online más potentes. ¿Alguien da más ahora mismo?
viernes, 12 de marzo de 2010
A de Apple, B de Barcelona.. y P de Prada
Tiene sentido eso que dicen de que Prada y Apple están medio pegándose por un local en Barcelona, junto al nuevo Mandarin Oriental del Paseo de Gracia. Para Apple sería una oportunidad de oro de poner su primera tienda "real" en España, aunque quizá ahora que parece que el cacareado iPad podría pegarse un buen batacazo cuando finalmente salga al mercado, quizá no sea el mejor momento. Por otro lado, Prada no tiene tienda propia en Barcelona. Es de las pocas megamarcas que carecen de escaparate en el Paseo de Gracia, una de las calles más bonitas de España, si no la más. Sería la de Miuccia una de las tiendas "burguesas" de su marca, como las dos de Madrid, comparables con las de sus firmas rivales, y alejada de sus alucinantes "epicenter store", como las de Rem Koolhas de Nueva York o Los Angeles o la de Herzog & De Meuron de Tokyo, esa estructura de apariencia vítrea/gelatinosa. El Mandarin Oriental de Barcelona es un lugar extraño. Rehabilitado no se sabe si con un gusto exquisito o terrible (encabeza este post una foto de su atrio), recuerda conceptualmente a la estética de, curiosamente, Prada. Se rige por las mismas leyes que permiten que algo sea atractivo más que bonito, tentador pese a su aparente carencia de armonía, extremadamente lujoso y terriblemente vulgar a la vez. Intrigante. A veces excesivamente obvio y otras, aparatosamente rebuscado. Irritante y, aún así (o gracias a ello), poderoso.
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miércoles, 10 de marzo de 2010
Helmut Lang ya no es Helmut Lang
Mientras Helmut Lang se dedica al arte, a sus gallinas y a su novio, en su casoplón de los Hamptons, su marca se esfuerza por seguir viva. Una firma icónica que, tras unos rocambolescos cambios de manos, terminó en manos de Theory, otra marca interesante e inexistente en España. Michael y Nicole Colovos fueron puestos al frente de las colecciones de Helmut Lang, la marca, mientras Helmut Lang, la persona, jugaba al despiste, a relativamente pocos kilómetros de Nueva York, ciudad a la que mudó la empresa en los noventa, y de la que terminó convirtiéndose en símbolo. Lang inventó muchas cosas que hoy se dan por hecho. Con su estética fría y austera, minimalismo bien llevado, dejó sentadas las bases para muchas marcas que vinieron después. Muchas colecciones, sobre todo masculinas, presentadas desde que Lang no está en activo, homenajean-copian-utilizan su estilo. Un estilo que, al contrario que el de otros grandes nombres de la moda, no sólo existía en pasarelas y editoriales, sino en la calle. Sus trajes perfectos (con un corte que años después se convertiría en el estándar de muchas otras marcas), sus camisas, sus abrigos estrictos, sus parkas o sus accesorios siguen estando en el armario (y en el día a día) de mucha gente. Y sus pantalones vaqueros, pioneros en muchas cosas (en llevar manchurrones, en costar fortunones...) son ahora piezas de coleccionista. Pese a que la firma sigue activa, con relativa dignidad, ya no es lo mismo.
sábado, 6 de marzo de 2010
LA camiseta
He aquí mi candidata a mejor camiseta de la temporada. No sorprende que venga firmada por Comme des Garçons. Masiva y exquisita al tiempo (sí, es posible), la marca-matriz de Rei Kawakubo lo mismo rubrica un perfume con olor a garaje que una microcolección de bañadores de competición para Speedo. O una colaboración (¿fallida?) con H&M. O una tienda tan imprescindible como Dover Street Market. O una camiseta estampada con la radiografía de una rana. A precio CDG, claro. Si alguien la quiere, que se pase por Notenom, otra tienda imprescindible, en Barcelona. Comme des Garçons, siempre propone juegos de atracción-repulsión. En este caso, lo único repulsivo son los más de 150 euros que cuesta la prenda en cuestión. Uf.
jueves, 4 de marzo de 2010
Placer culpable número 23.567
El otro día me hice, por fin, en Limiteditions (tienda imprescindible), con unas Nike Air Max 95. Tras años de amarlas/odiarlas a distancia, había llegado el momento de dar el siguiente paso. De tener mi propio par. Cómodas como ningún calzado ha sido jamás, pero igualmente excesivas, recargadas. Horteras, sí, puedes decirlo. Anyway, otro clásico, mal que les pese a algunos. Y yo soy muy de clásicos. De clásicos macarras, parece ser, también. Las amo. Las odio. Y ahora, además, las tengo.
A veces es mejor dejarse llevar y asumir la realidad. Aceptar que te gusta la bollería industrial. O los coches tuneados. O los cadenones de oro. O las Nike Air Max 95. Todos tenemos un guilty pleasure. Algunos incluso varios.
A veces es mejor dejarse llevar y asumir la realidad. Aceptar que te gusta la bollería industrial. O los coches tuneados. O los cadenones de oro. O las Nike Air Max 95. Todos tenemos un guilty pleasure. Algunos incluso varios.
martes, 2 de marzo de 2010
3 clásicos 3
Ray Ban Wayfarer graduadas, Ray Ban Aviator en dorado y verde y Randolph Engineering Aviator. Clásicos. Elecciones seguras para momentos de saturación. Imposible equivocarse con ellas. Si hay un mercado con exceso de oferta, ése es el de las gafas de sol, controlado por unos pocos fabricantes que, a través de licencias, se encargan de la fabricación y distribución de las líneas de gafas de marcas de todo tipo. Además de ellas, un montón de pequeñas firmas pugnan por pequeños nichos de mercado, y a su vez firman también colaboraciones con marcas de moda, normalmente más pequeñas, más nicho. ¿El resultado? Gafas por todos los sitios, mires donde mires, de todas las formas y colores, de todas las marcas, de precio accesible o estratosférico. Y una necesaria descompresión, en forma de vuelta a unos clásicos que lo son por algo.
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