Hace algo más de diez años Hardy Bleachman convirtio su firma Maharishi en un must. Cuando el urbanwear de lujo aún estaba en pañales, él lanzó desde Londres una línea que aunaba lo militar, lo oriental y lo supertecnológico. Gusto vintage, afán por el reciclaje y patronajes complejos y "orgánicos". Y precios de órdago. Sus famosos "snopants", anchísimos pantalones a medio camino entre unos cargo, un pijama y un pantalón de deporte, arrasaron. Los precios de Maharishi se disparaban (aún más) cuando sus prendas incorporaban característicos bordados. La pernera enteramente bordada de unos snopants de Maharishi se convirtió en un (otro) símbolo de status, abrazado por igual por raperos que por suscriptoras del Vogue. Esta mezcla de comodidad y lujo, espíritu urbano y sensibilidad orientaloide, convirtió a Maharishi en una marca-nicho simbólica, con sus precios elevados, su estilo inconfundible y su selectísima distribución. En Madrid fueron la extinta Mitsuoko de la calle Fuencarral y posteriormente Eks las primeras tiendas en trabjar con la marca. Posteriormente, y con la marca ya bifurcada en un montón de líneas de productos y colaboraciones, una segunda línea (MHI) y dos tiendasfantásticas en Londres, llegó la hostia. La cretiva fue anterior a la económica. Maharishi se "rebajó" estilística y conceptualmente y terminó por competir frontalmente con las nuevas superestrellas del entonces ya habitual urbanwear de lujo. Perdió su carácter exquisito, su atractivo para iniciados, su status y su mojo. Ahora de aquella marca gloriosa sólo quedan sus colecciones actuales, sosas y mediocres y, lo que es más importante, una influencia tremenda palpable claramente en las colecciones de G-Star o Diesel, por ejemplo. Lo que Bleachman hizo entonces con el urbanwear es comparable a lo que Raf Simons hace ahora con la sastrería: revolucionario pero atrayente, no comprensible por todo el mundo (ni falta que hace), y justificadamente caro.
miércoles, 3 de febrero de 2010
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2 comentarios:
me ha encantado el post! Nunca está de más echar la vista atrás.
Un abrazo,
Jose
gracias!
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