domingo, 28 de febrero de 2010

el estilo, el estilo

Más que la moda en sí, es el estilo la última obsesión. El estilo, el estilo… ¿qué es el estilo? ¿Dónde está? ¿Sirve para algo? Ya no se trata de tener la mejor ropa, la más buena o la más cara, sino de tener estilo. De “saber llevar” la ropa, ya se trate de un poncho de plástico hecho con una bolsa de Mercadona o un traje de Tom Ford. “El estilo no se puede comprar”, “o se tiene o no se tiene”, dicen, lo cual hace que el asunto sea mucho más estresante. Los blogs de street style han acelerado el fenómeno, y han creado nuevas estrellas, que fotografían y/o se dejan fotografiar allá donde van. Y van a muchos sitios. Como todo, esto tuvo una eclosión, una expansión y un auge. Ahora tocan quizá estamos en la fase de saturación o tal vez en la de decadencia. Y yo, que siempre llego tarde a todo, aún no he fotografiado nadie, ni nadie ha querido hacerme una foto a mí. Igual no tengo estilo. A lo mejor es eso.

sábado, 27 de febrero de 2010

Armand Basi, veinte años después


Y sin embargo, algunos de los ejemplos más claros de cómo la moda española (la que no es Zara y no es Mango, se entiende) derrapa, los tenemos en Barcelona. Los más jovencitos no se acordarán de que hubo un tiempo en que la Pasarela Gaudí (aquello) era algo. Y que en aquel algo, había nombres que pintaban algo. No demasiado, pero sí algo. Ahora, nadie sabe realmente dónde está Toni Miró, tras sus mil tumbos empresariales, a cual más delirante (y degradante). Por no hablar de David Valls (¿qué fue de él?). Y Armand Basi es un cutrerío, con corners de ropa terrible en El Corte Inglés y un intento de relanzar su segunda línea, By Basi, con pretensiones de convertirla en un Marc by Marc Jacobs. En su tienda enorme de la calle Balmes de Barcelona, percheros llenos de ropa de calidad ínfima, con estética a medio camino entre Blanco y, efectivamente, Marc, y mil chuminadas y objetitos bybasizados, también a lo Marc. Horquillas, juguetitos, mierdas varias. Ya nadie se acuerda del Armand Basi de Chu Uroz, el de los desfiles con Linda Evangelista y la estética dura. Producto de su tiempo, sí, pero brillante. Y con un potencial de evolución enorme. Luego llego Juste de Nin a hacerse cargo de la marca, cambiando el concepto y dando bandazos estéticos hasta llegar a hoy, momento en el que los números de la firma seguramente sean buenos, pues produce (ergo vende) con continuidad y se atreve con aventuras como la nueva By Basi, enfocada a los más jovencitos y con una campaña indigna de una casa que, hace no tanto (o sí, sí hace tanto), tenía mucho que decir.

jueves, 25 de febrero de 2010

dos ciudades, dos estilos

Entre las cosas que echaré de menos de Madrid (ciudad a la que volveré cada dos o tres semanas, pero dejadme ponerme dramático) no van a estar las tiendas de ropa, pues mis favoritas están en Barcelona. Aunque hay excepciones, como Clean (cuyo dueño, el genial Luis Lu aparece en el GQ de este mes sartorialistizado) o Sportivo, excepciones que confirman la regla de que Madrid aún tiene cosas que aprender de Barcelona. Serán sensibilidades distintas, o una historia distinta, o la tradición, pero el caso es que en Madrid no tenemos un Jofrè, un Santa Eulalia o un Muntaner 385, por poner tres ejemplos contundentes. Y aunque la cosa poco a poco mejora (la apertura de la boutique masculina de Prada, Aspesi, Moustache...), la distancia sigue estando ahí. En Madrid, a cambio de que las mujeres tengan un Ekseption, nosotros tenemos que tragar con megaboutiques de diseño enfocadas a públicos ultratendenciosos: gays radicales, futbolistas, celebrities de cuarta...

domingo, 21 de febrero de 2010

vienen curvas


Cualquiera que haya visto 'A single man' (otro día hablamos de ella) habrá visto no sólo lo mal actor que es Jon Kortajarena sino también lo delgadísimo que está. Detalles que se aprecian mucho mejor en una pantalla de cine que sobre una pasarela o en un reportaje fotográfico. Kortajarena tiene un cuerpo casi tan alejado del estándar masculino real como Eniko o Daria del femenino. Sí que es cierto que al menos en el caso de los modelos masculinos, la identificación (inevitable) entre modelo y consumidor es un poco más sana, pues se da entre un modelo adulto y un consumidor adulto, mientras que en el caso de las mujeres, se trata en demasiados casos de una casi niña, la modelo, contra una cconsumidora potencial que, como mínimo, es adolescente. Leí unos comentarios, tan crueles como ciertos, en los que se dudaba de que Karlie Kloss (que nació en 1992, hagan ustedes los cálculos), indudable modelo del momento, siga trabajando al mismo nivel cuando su cuerpo cambie y se convierta, definitivamente, en el de una mujer. Gemma Ward (penúltima modelo del momento, las cosas van tan rápido ahora...) ha hecho esa transición, y muchos se han espantando al verla... llena. Mucho más femenina y mucho más mujer, increíblemente más atractiva, pero alejada de unos cánones que piden perchas andantes, más que mujeres. Alambres. Contradictorio, sí: la ropa no les puede quedar mejor a Freja Beha, o a Natasha Poly, pero todo el concepto (la ropa, ellas, el desfile...) es en su caso casi al 100% irreal. Cuando se tiene a Lara Stone como "la modelo con curvas", igual tenemos que replantearnos las cosas. No seré yo quien le quite a la moda su carácter de fantasía y universo paralelo (y flaco), ni quien deje de mirarse cada día al espejo en busca de otro pequeño depósito de grasa que volatilizar en el gimnasio, pero reconozco que me alegro cuando veo a los modelos de Walter Van Beirendonck en la pasarela, o cualquier campaña protagonizada por la fantástica Crystal Renn.


jueves, 18 de febrero de 2010

La Colección


Igual me equivoco, pero creo que uno de los errores en los que han incurrido desde el principio la Pasarela Cibeles y el resto de plataformas de moda de (supuesto) alto nivel en España es el de la obsesión por La Colección. Es decir, la necesidad/obligación/fijación que tienen los que participan en estos eventos de diseñar, mostrar e intentar defender colecciones completas, con diferentes tipos de prendas, materiales, accesorios, etc, en vez de comenzar con propuestas concretas (punto, accesorios, piel...) y poco a poco expandirse hasta ser capaces de generar y soportar una colección entera. Si mal no recuerdo, algunos de los que han conseguido (al menos durante un momento) funcionar industrialmente, siguieron de algún modo este camino: Amaya Arzuaga con el punto, Custo con las camisetas o Loewe con el cuero. La idea de que presentar La Colección es algo necesario para dar a conocer tu estilo, tu calidad o tu lo que sea, quizá está equivocada, y lastra el sistema. Claro que un sistema en el que a la pasarela se le da tanta importancia es lógico que termine así, pues alguien que sólo haga cazadoras de cuero, o corsés, o camisas, no encajará en él, ya que su trabajo dificilmente se ajustará a los parámetros de una presentación en forma de desfile. Eso hace que los que han tomado este camino, mucho más lógico desde el punto de vista industrial (y también creativo, en muchos casos) no consten para mucha gente, pese a que su trabajo es real, se vende, genera dinero y trabajo y, en definitiva, existe.


miércoles, 17 de febrero de 2010

Nike N98




S
i los de Nike son listos (que lo son), la mantendrán en su colección permanente, como un clásico, y cada año la producirán en diferentes versiones, mantieniendo además siempre ésta, la completamente negra. Es la famosa sudadera N98, uno de los productos estrella de la marca para este año. Sienta de maravilla y tiene todos los detalles que tienen que tener estas prendas: ausencia de logo en la espalda, bolsillos con cremallera, elásticos de calidad, cuello que funciona tanto abierto como subido... No sé cuántas sudaderas negras con cremallera puedo tener. Podría contarlas, pero no me apetece. Deben de ser como entre diez y quince, calculo: Pull&Bear, Y-3, Carhartt, Prada, Fred Perry... para todos los gustos y, sobre todo, para el mío. Combinada con chinos y polo es uno de mis uniformes favoritos y la apruebo hasta con camisa y corbata.




sábado, 13 de febrero de 2010

Neil Barrett, Palladium,Tokyo

No me suele gustar lo que hace Neil Barrett. No me parece para mí. Tampoco tengo muy claro si su marca está por debajo de sus posibilidades o ridículamente por encima. Como en tantas otras ocasiones, la firma del que fuese diseñador de la colección masculina de Prada, para la que creó piezas estupendas, está quizá demasiado enfocada a Japón, a satisfacer a una clientela que busca algo un poco menos hortera que Bikkembergs o Dsquared, pero no tan sofisticado como Givenchy o la misma Prada. Tendencia a tope y lujo relativo. Como un Dior Homme para físicos aún más flacos y flequillos más emo. Eso sí, su colaboración con Palladium para el próximo otoño-invierno ha dado como fruto unas botas que habrá que cazar al vuelo, seguramente en thecorner.com o, con suerte, en la flagship store de la marca en Tokyo.



sudadera gris



De objeto a evitar a toda costa a básico imprescindible: la sudadera gris. "Gris chandal"como diría mamá o "marble gray", según los catálogos de tejidos. Con precios que van desde los 5 euros de cualquier tienda de ropa de trabajo a las barbaridades que pueden pedir por su versión los carísimos nuevos popes del estilo americana. ¿Hará Tom Ford sudaderas grises? Es muy posible, él es muy listo, y seguro que su prenda tiene las mangas bien cortadas (en ranglán, a ser posible), elástico de calidad en cuello y puños y un interior no sólo suave y calentito, sino también lujoso. Más perfecta todavía. Un consejo: igual que con las cazadoras de cuero, cómprala un poco más pequeña de lo que en principio deberías, dale unos días para que coja forma y se convierta, con los años, en una de esas prendas asquerosas y viejísimas que siempre quieres tener a mano.



jueves, 11 de febrero de 2010

McQueen


Lo cierto es que esta imagen, la de los zapatos 'Armadillo' recorriendo la pasarela, define muy bien lo que era y significaba Alexander McQueen: fantasía, técnica, visión, juego, provocación, perversión, fetichismo, repulsión, libertad, tradición... Mil términos, contradictorios y complementarios que más que ofrecer respuestas, proponen preguntas acerca de una de las figuras clave en la moda de los últimos años. McQueen hizo muchas cosas en relativamente poco tiempo. Se equivocó y acertó. Se rebeló contra lo establecido con colecciones preciosas pero imposibles y sin embargo al tiempo se plegó a las exigencias de un mercado pacato degradando sus fabulosas creaciones para conseguir venderlas. Soñaba disfraces de ensueño que torturaban a las mujeres a cambio de convertirlas en diosas paganas y, a la vez, facturaba trajes de chaqueta impecables para mujeres con los pies muy en la tierra. O no tanto. El asombro que provocaban sus desfiles salvajes era directamente proporcional a lo mucho que defraudaban las prendas domesticadas en las que terminaban convertidos. Por eso me gustan estos zapatos, porque no dan tregua, no se esconden. Para calzárselos hay que tener, además de dinero y equilibrio, ese orgullo que McQueen tenía y, a la vez, se tragaba.



martes, 9 de febrero de 2010

nada que ocultar


Si algo es el grupo de Renzo Rosso, Staff International, es variado: Diesel, Maison Martin Margiela, Viktor & Rolf, Vivienne Westwood... y DSquared2. La marca de los imposibles hermanos Caten (¿los habéis visto hablar? ¿y presentar el basurero ‘Launch my Line’?) a la chita callando le ha comido un trozo gordísimo del mercado a Dolce & Gabbana y Cavalli (y, por tanto, indirectamente, a Versace), con su estética filogay y basurera, pasada por un turmix de lo que los futbolistas y las starlettes entienden por lujo. Que muchas de las prendas de la marca tengan una factura y un corte impecables (siempre que quepas en ellas, claro) es lo de menos, cuando todo lo demás es de una vulgaridad que tira para atrás. ¿Vulgaridad elegida? por supuesto, pero... ¿consciente de sí misma? no sé, lo dudo. Cuando alguien decide comprar, pagar y vestir esta firma supongo que lo hace porque si lo que buscas es poner tu cuerpo (tus pectorales o tus tetas, según el caso) en el escaparate de las discotecas playeras o los platós televisivos, DSquared es tu marca. El patronaje de sus chaquetas y pantalones podrá gustar o no, pero es de calidad, generalmente. Los materiales también. Pero la estética es tan trash y tan chabacana que cuesta creer que no sea todo una ironía como las que podrían hacer Gaultier o Westwood o un homenaje, en plan Mugler. Sin embargo DSquared, todo indica que lo que ves es lo que hay.



domingo, 7 de febrero de 2010

for men


Como parte del plan voy-a-caber-en-una-cazadora-de-Rick-Owens, me he planteado con más seriedad las sesiones de correr y piscina. Tengo la suerte de vivir al lado de una macro-manzana doble del Eixample, con un kilómetro de perímetro (casi exacto, estupendo para controlar las distancias de entranamiento) y una piscina olímpica. Además tengo dos ayudas: las Nike Lunar Glide para correr y, para nadar (o, mejor dicho, para después de nadar), el producto (espero que perfecto y definitivo) que impida que mi piel parezca la de un caimán a la tercera sesión piscinera. Es un producto de Kiehl’s, claro. Hace tiempo que la cosmética “sólo para hombres” me resulta sospechosa. Por cada producto realmente efectivo y adaptado a la piel masculina debe de haber diez o doce que son meros reenvasados de productos de las líneas “generales” (es decir, femeninas en principio) de la marca en cuestión, en formatos con peor relación tamaño-coste y, en algunos casos, perfumes y packagings “masculinos”, lo cual suele implicar mucho mentol en el primer caso y colores oscuros (gris mate) en el segundo. Mi reino por una marca de cosmética masculina que se preocupe de las necesidades cosméticas reales de los hombres, y no sólo de sus necesidades-cliché, miedos-cliché y debilidades-cliché. Joder, que sales de la piscina con la piel hecha un desastre y te da igual que el envase de la crema sea verde o azul: lo que quieres es que lo que contiene funcione.



viernes, 5 de febrero de 2010

gimnasio/costura

Qué razón tiene el gran Rick Owens cuando dice eso de “working out is modern couture”. Se ven muchas colecciones y campañas en las que el cuerpo de los modelos es el que realmente hace que la ropa parezca algo: D&G, DSquared, Levi’s... Es ése uno de los momentos en los que la moda se revela como algo puramente aspiracional, pues cuando compramos ésas prendas (y, en menor medida, pero también, esos accesorios) lo que quizá queremos adquirir realmente es el físico del modelo que los lucía. De hecho, la misma ropa de Owens (que es un adicto al gimnasio confeso) es de las que más nota el hecho de que quien la lleve tenga un cuerpo cuidado, delgado pero fibroso, perfecto según unos cánones que, en el caso del cuerpo masculino, han cambiado muy poco a lo largo de la historia (el estándar femenino ha pasado por mutaciones mucho más radicales, indudablemente), lo cual los hace quizá más deseables, pues son estables, son los buenos. Balenciaga decía a sus clientes algo así como que no necesitaban tener un buen cuerpo, que él les proporcionaría uno gracias a sus trajes. No creo que exista una definición mejor de lo que es la alta costura.


(Por otro lado, y para demostrar mi frivolidad y mi inconsistencia, os diré que uno de las metas de mi actual proyecto de adelgazamiento es caber en una cazadora de Rick Owens. Para que la cosa funcione, la idea es que mi cuerpo adelgace... mientras mi cuenta corriente engorda)




miércoles, 3 de febrero de 2010

la huella de Maharishi

Hace algo más de diez años Hardy Bleachman convirtio su firma Maharishi en un must. Cuando el urbanwear de lujo aún estaba en pañales, él lanzó desde Londres una línea que aunaba lo militar, lo oriental y lo supertecnológico. Gusto vintage, afán por el reciclaje y patronajes complejos y "orgánicos". Y precios de órdago. Sus famosos "snopants", anchísimos pantalones a medio camino entre unos cargo, un pijama y un pantalón de deporte, arrasaron. Los precios de Maharishi se disparaban (aún más) cuando sus prendas incorporaban característicos bordados. La pernera enteramente bordada de unos snopants de Maharishi se convirtió en un (otro) símbolo de status, abrazado por igual por raperos que por suscriptoras del Vogue. Esta mezcla de comodidad y lujo, espíritu urbano y sensibilidad orientaloide, convirtió a Maharishi en una marca-nicho simbólica, con sus precios elevados, su estilo inconfundible y su selectísima distribución. En Madrid fueron la extinta Mitsuoko de la calle Fuencarral y posteriormente Eks las primeras tiendas en trabjar con la marca. Posteriormente, y con la marca ya bifurcada en un montón de líneas de productos y colaboraciones, una segunda línea (MHI) y dos tiendasfantásticas en Londres, llegó la hostia. La cretiva fue anterior a la económica. Maharishi se "rebajó" estilística y conceptualmente y terminó por competir frontalmente con las nuevas superestrellas del entonces ya habitual urbanwear de lujo. Perdió su carácter exquisito, su atractivo para iniciados, su status y su mojo. Ahora de aquella marca gloriosa sólo quedan sus colecciones actuales, sosas y mediocres y, lo que es más importante, una influencia tremenda palpable claramente en las colecciones de G-Star o Diesel, por ejemplo. Lo que Bleachman hizo entonces con el urbanwear es comparable a lo que Raf Simons hace ahora con la sastrería: revolucionario pero atrayente, no comprensible por todo el mundo (ni falta que hace), y justificadamente caro.

martes, 2 de febrero de 2010

Chanel ¿bag?






Creo que no pertenece a la colección de esta temporada, pero me da igual. Por cosas como ésta es por las que siempre debemos estar atentos a lo que hace Lagerfeld en Chanel. Jugar al límite y sobre seguro, al tiempo. Exquisitez y camp, lujo del bueno y Lilly Allen (¿es vulgar? ¿es cool? ¿es Chanel?) apareciendo en medio del escenario-pasarela-granja en pleno desfile. Como siempre, en el Grand Palais. Lo más tradicional puede ser lo más nuevo. You don't mess with Chanel. And you don't mess with Karl.

lunes, 1 de febrero de 2010

Realidad


Me quedé con ganas de ver 'Rock & Roll' en Barcelona, aunque es posible que cuando la monten en Madrid, dentro de unas semanas, encuentre un huevo para verla. Tom Stoppard me fasciba y me repele al tiempo. Tiene todo lo que odio y todo lo que venero en un autor teatral. Sus textos son complicados de montar y el riesgo de que si el montaje y las interpretaciones son mediocres el resultado final sea un despropósito es grande. A la 'Realidad' ('The Real Thing') que protagoniza Javier Cámara en el María Guerrero quizá le ocurra eso. Es una función demasiado complicada como para que la haga cualquiera. Y a lo mejor Cámara es cualquiera. En teoría, el público de Stoppard y el que acude a los teatros a ver en directo a sus actores-celebrities favoritos de la tele, son completamente distintos, pero en la práctica igual no tanto. Algunos gritos de "¡bravo!" al final del espectáculo, pero también espectadores saliendo del teatro descontentos y defraudados. Ésta era la gran oportunidad de Javier Cámara de convencer a los que seguimos pensando que es un actor sobrevaloradísimo. A mí lo que más me ha gustado de él (y casi diría que de la obra) han sido las botas negras que llevaba. Mal asunto