lunes, 1 de febrero de 2010

Realidad


Me quedé con ganas de ver 'Rock & Roll' en Barcelona, aunque es posible que cuando la monten en Madrid, dentro de unas semanas, encuentre un huevo para verla. Tom Stoppard me fasciba y me repele al tiempo. Tiene todo lo que odio y todo lo que venero en un autor teatral. Sus textos son complicados de montar y el riesgo de que si el montaje y las interpretaciones son mediocres el resultado final sea un despropósito es grande. A la 'Realidad' ('The Real Thing') que protagoniza Javier Cámara en el María Guerrero quizá le ocurra eso. Es una función demasiado complicada como para que la haga cualquiera. Y a lo mejor Cámara es cualquiera. En teoría, el público de Stoppard y el que acude a los teatros a ver en directo a sus actores-celebrities favoritos de la tele, son completamente distintos, pero en la práctica igual no tanto. Algunos gritos de "¡bravo!" al final del espectáculo, pero también espectadores saliendo del teatro descontentos y defraudados. Ésta era la gran oportunidad de Javier Cámara de convencer a los que seguimos pensando que es un actor sobrevaloradísimo. A mí lo que más me ha gustado de él (y casi diría que de la obra) han sido las botas negras que llevaba. Mal asunto

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